lunes, 16 de abril de 2012

Parcial 2 Astrid Ailyn Monroy Monroy


Astrid Ailyn Monroy Monroy
Carné: 201022482

1.   La Violencia en la Prensa?
La prensa en Guatemala nunca ha reportado el panorama completo sobre la violencia estatal. Sin embargo, en los primeros años del conflicto, los diarios jugaron un papel importante en publicar los enfrentamientos entre el gobierno y la oposición. La figura 7.1 enseña cómo la mayoría de la información en la base datos del CIIDH sobre violaciones a los derechos humanos ocurridas antes de 1977 proviene de fuentes periodísticas. La prensa en Guatemala nunca ha reportado el panorama completo sobre la violencia estatal.

La figura 7.1 muestra otra dificultad para darle seguimiento a la violencia política por medio de las publicaciones de prensa para entender la historia del terror estatal en Guatemala. Cuando el nivel de la violencia subió dramáticamente en los últimos años de los sesenta y los primeros años de los ochenta, según la prensa, el número de violaciones no aumentó. De hecho, en 1981, entre los peores años de la violencia estatal, el número cae a cero. (Patrick Ball, 1999, pág. 48)

2. Violencia rural y urbana en la prensa
Testimonios y fuentes documentales de la base de datos del CIIDH establecen que la violencia aumentó de manera alarmante en las áreas rurales en los últimos años de los setenta y a principios de los ochenta. La prensa en Guatemala perdió completamente esta historia. La figura 9.1 detalla cómo en los años sesenta y por mucho de los setenta, los reportes sobre la ciudad y el campo siguieron más o menos el mismo patrón. Por ejemplo, en el período de 1970 a 1973, el aumento y el subsiguiente descenso en la violencia rural reportada por la prensa corresponde al patrón de reportes sobre la violencia urbana en los mismos años. Pero a partir de 1979, cuando el terror del Estado se desplaza al occidente de Guatemala, los asesinatos rurales  caen hacia cero y luego permanecen en un nivel muy bajo. En 1982, fuentes periodísticas recopiladas por la CIIDH tan sólo dan cuenta de 31 asesinatos en la parte rural del país, mientras que para el mismo año, otras fuentes de la base de datos detallan más de 18 mil asesinatos en esas áreas cometidos por las fuerzas del gobierno. El terrorismo del Estado en contra de las comunidades mayas ocurrió en silencio. Los intereses de los lectores urbanos pueden explicar en parte este fenómeno. Aún, si los periódicos se sentían libres de publicar todo sobre las atrocidades del gobierno en el occidente del país, el espacio hubiera sido limitado por la necesidad de atraer a los lectores de la clase media urbana, quienes preferían leer sobre economía, deportes y páginas de sociedad. Aún hoy día los capitalinos tienen poco interés en lo que pasa en las márgenes rurales del país. La existencia de comunidades que hablan idiomas propios y observan sus propias costumbres, es para muchos guatemaltecos una vergüenza nacional, aunque en pocas ocasiones sea algo folklórico motivo de orgullo. Algunos, especialmente quienes estaban de acuerdo con el programa de pacificación del gobierno, querían saber lo menos posible de las masacres de campesinos hechas con el afán de detener una insurgencia .comunista.. Además, pocos periodistas que viven en la capital han tenido éxito en hacer reportajes sobre la vida de la mayoría de la población rural en Guatemala. (Patrick Ball, 1999, pág. 58)

3. Asesinatos selectivos y masivos
Muchas de las víctimas de la violencia institucional en Guatemala fueron ejecutadas una por una. Por un lado, se registran más muertes solitarias que asesinatos múltiples en cualquier tamaño de grupo. Por el otro, la mayor parte de las víctimas del gobierno fueron asesinadas en grupos grandes, usualmente en forma indiscriminada. En la base de datos el 29 por ciento de las víctimas fue eliminado individualmente. El 23 por ciento murió en grupos de entre dos y cincuenta personas. Una mayoría, el 51 por ciento, fue asesinada en grupos de más de cincuenta, víctimas de la destrucción estatal de comunidades rurales enteras. Siguiendo el análisis del capítulo anterior, se demuestra que las víctimas de matanzas tienden a no ser identificadas en la base de datos. Casi el 80 por ciento de las víctimas de asesinatos selectivos es identificado por nombre en la base de datos; sólo una de cada cien eliminadas en grupos de diez o más son apropiadamente identificadas. Aunque se efectuaron algunas matanzas de numerosas víctimas en la ciudad capital, las barras oscuras ilustran que el Estado asesinó a la mayor parte de sus víctimas urbanas una por una. En comparación con el terror indiscriminado en el campo, las fuerzas de seguridad ponían más atención en escoger sus blancos en la ciudad. (Patrick Ball, 1999, pág. 65)



4. La violencia institucional también varía por época del año

La figura 12.1 representa el promedio de asesinatos y desapariciones en el área urbana, por mes del año, según los casos registrados en la base de datos del CIIDH. El nivel de violencia política en la capital es relativamente consistente durante todo el año, aunque desciende un poco durante los últimos y los primeros meses. Así, la cifra para diciembre es mucho más baja que la de enero, la cual se repite al extremo derecho de la figura. En diciembre, las oficinas del Estado se cierran y muchos guatemaltecos toman unas semanas de descanso, en particular casi todos los burócratas. Al parecer, las fuerzas represivas no eran la excepción. Este patrón se marca aun más en las áreas rurales. La base de datos incluye además evidencias de variación en el nivel de violencia durante diferentes épocas .políticas.. Es decir, ésta ha fluctuado durante no pocos de los cambios de gobierno en el período del conflicto armado. (Patrick Ball, 1999, pág. 71)

 

5. Métodos de Terror utilizados en los primeros años del conflicto armado?
Durante los primeros años del conflicto armado, el Estado guatemalteco utilizó las detenciones masivas para reprimir a su oposición. Además, empleó la tortura a lo largo del conflicto para obtener información para sus aparatos de inteligencia y también para desalentar la participación en la oposición. Sin embargo, en comparación con otros estados de la región que usaron la detención masiva regularmente, como en El Salvador, Guatemala pudo construir su poder autoritario basado en las prácticas de asesinato y desaparición forzada. Por consiguiente, en su mayoría la base de datos del CIIDH contiene casos de asesinatos y desapariciones efectuados por el Estado. Aunque una buena proporción de víctimas de asesinatos quedan en el anonimato, los homicidios siguen representando a la mayoría de violaciones de víctimas identificadas. En los testimonios, tanto la tortura como la violación sexual (codificada como una forma de .herida. por deficiencias en el diseño original de la tipologia de violaciones utilizada) son denunciadas con menos frecuencia que los asesinatos confirmados. Contrario a lo que sucede con los familiares de las víctimas de asesinato, los de una desaparecida pueden mantener la esperanza de que la víctima esté detenida. Por consiguiente, hay más posibilidades de que los familiares busquen esclarecer los casos de desaparición forzada que los de otro tipo de violación. La persistencia de esta esperanza, y la angustia de nunca saber si un ser querido está vivo o muerto, ayudó a formar dos de los más
importantes grupos de derechos humanos en Guatemala: el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y la asociación de Familiares de los Detenidos-Desaparecidos en Guatemala (FAMDEGUA).
Aun con la existencia de estas organizaciones, muchas desapariciones forzadas nunca se han denunciado. A través de amenazas y más violencia, las fuerzas represivas del gobierno intimidaron a los familiares de las víctimas para desanimarlos en sus investigaciones (ACAFADE 1988: 17). Fueron eliminados varios activistas que exigieron al gobierno el aparecimiento con vida de los secuestrados, incluyendo miembros del GAM y del grupo rural de derechos humanos CERJ. La misma esperanza y capacidad organizativa que les apoyó en la búsqueda de la justicia también les hizo blanco del terror del Estado. (Patrick Ball, 1999, pág. 76)

6. Victimas de Enfrentamiento Armado en Guatemala
En el desarrollo del enfrentamiento armado en Guatemala, el Estado atacó a diferentes poblaciones de distintas maneras. Durante buena parte del conflicto armado, el terror se dirigió a la oposición activa del gobierno, principalmente a aquellas personas comprometidas y que hacían uso de la violencia en la lucha por el cambio político: los insurgentes armados. En pocos casos, la base de datos posee información sobre si la víctima tenía relación o nó con un grupo guerrillero. Mucha de la información obtenida en los testimonios y de los grupos de derechos humanos fue recogida durante el período de lucha armada cuando pocas fuentes eran francas
sobre la actividad político-militar de las víctimas. Hoy en día, tras tantos años de terror estatal, muchos, cuando no la mayoría de los guatemaltecos, aún siguen considerando peligroso hablar sobre el movimiento guerrillero. Sin embargo, los detalles y el contexto en los relatos periodísticos y las fuentes documentales dan la idea de que en los años sesenta gran parte de las víctimas de la represión estaban vinculadas a la insurgencia armada.
En los datos del CIIDH, integrantes de grupos religiosos son la segunda categoría en tamaño entre las víctimas de distintas organizaciones. A veces es difícil identificar a una persona por una afiliación en particular. Muchos líderes comunitarios asesinados por el Estado desempeñaron diferentes roles en varias organizaciones al mismo tiempo: como dirigentes de comités locales de desarrollo, miembros de cooperativas de productores o de crédito, de organizaciones mayas, de grupos de Acción Católica y otros tipos de grupos campesinos. (Patrick Ball, 1999, pág. 83)


7. La mayoría de los protagonistas del conflicto armado guatemalteco fueron hombres

La mayoría de los protagonistas del conflicto armado guatemalteco fueron hombres: desde el alto mando responsable de la contrainsurgencia, a las tropas que llevaron a cabo buena parte
del terror, hasta los campesinos forzados a servir la causa del gobierno en las patrullas de autodefensa civil. Aunque los guerrilleros dieron participación a las mujeres en la lucha, tanto como combatientes armadas como en poblaciones de apoyo, el movimiento revolucionario también fue dominado por los hombres. De igual forma, la mayoría de las víctimas de la violencia institucional fueron hombres. Pero durante la embestida en el Occidente, el terror se tornó masivo e indiscriminado y se incrementó el porcentaje de mujeres entre las víctimas muertas y desaparecidas. En las comunidades campesinas, al parecer, el Estado consideró
que los padres de familia eran los principales responsables para la actividad política local, inclusive en el apoyo a la guerrilla. Cuando asediaban a una comunidad, las fuerzas del gobierno habitualmente buscaron primero a los hombres. Cuando los campesinos se dieron
cuenta de esta lógica de represión, los hombres, especialmente los más jóvenes, huyeron de sus comunidades a la primera señal de ataque militar. Se sabe de casos en comunidades cuyos hombres dormían entre sus parcelas o en el monte para evitar ser capturados en un ataque, usualmente en la madrugada. Con los hombres ausentes, los militares se ensañaron en contra de cualquiera que lograban capturar, ya fueran mujeres, niños o ancianos. (Patrick Ball, 1999, pág. 88)


8. La violencia de Estado en Guatemala causó un daño severo en las vidas de miles de  familias

En lo agudo de una crisis económica, padres de familia, esposas, niños y familiares cercanos debieron enfrentar el proceso de tratar de justificar la muerte o desaparición de un familiar. Situación que pareciera no tener ningún sentido, especialmente cuando las violaciones eran cometidas por las fuerzas de seguridad del Estado, pero que sin duda alguna demuestra los alcances de los efectos causado por la violencia. La represión no sólo fue una etapa política sino que duró décadas. Esto hizo que las familias temieran enfrentar su sufrimiento públicamente y los obligó a hacerlos de una forma bastante privada. Esto también convirtió a los sobrevivientes en blanco de las sospechas y de futuros abusos del gobierno, además de que eran rechazados por aquellos que, en una sociedad militarizada, no querían relacionarse con quienes eran señalados de .subversivos., aunque fuera un calificativo injustificado. En otras palabras el fenómeno de la violencia trasciende los daños ocasionados por la violación en si misma, alcanzando incluso el entorno social de la víctima y la de sus familiares. No fueron pocos los casos en que las familias de una víctima negaron o escondieron su parentesco, en muchos casos ocurrió que la misma víctima pasó a ser victimario ya que sus mismos familiares les responsabilizaron de los hechos sucedidos o de los que podrían suceder sobre el resto de la familia. (Patrick Ball, 1999)



Bibliography

Patrick Ball, P. K. (1999).   VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN Guatemala.
Patrick Ball, P. K. (1999).  Cap. III  VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN Guatemala.
Patrick Ball, P. K. (1999).  Cap. IV  VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN Guatemala.


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