Astrid Ailyn Monroy Monroy
Carné: 201022482
1. La Violencia en la Prensa?
La prensa en Guatemala nunca ha reportado el panorama completo sobre la
violencia estatal. Sin embargo, en los primeros años del conflicto, los diarios
jugaron un papel importante en publicar los enfrentamientos entre el gobierno y
la oposición. La figura 7.1 enseña cómo la mayoría de la información en la base
datos del CIIDH sobre violaciones a los derechos humanos ocurridas antes de
1977 proviene de fuentes periodísticas. La prensa en Guatemala nunca ha
reportado el panorama completo sobre la violencia estatal.
La figura 7.1 muestra otra dificultad para darle
seguimiento a la violencia política por medio de las publicaciones de prensa
para entender la historia del terror estatal en Guatemala. Cuando el nivel de
la violencia subió dramáticamente en los últimos años de los sesenta y los
primeros años de los ochenta, según la prensa, el número de violaciones no
aumentó. De hecho, en 1981, entre los peores años de la violencia estatal, el
número cae a cero. (Patrick Ball, 1999, pág. 48)
2. Violencia rural y urbana en la prensa
Testimonios
y fuentes documentales de la base de datos del CIIDH establecen que la
violencia aumentó de manera alarmante en las áreas rurales en los últimos años
de los setenta y a principios de los ochenta. La prensa en Guatemala perdió
completamente esta historia. La figura 9.1 detalla cómo en los años sesenta y
por mucho de los setenta, los reportes sobre la ciudad y el campo siguieron más
o menos el mismo patrón. Por ejemplo, en el período de 1970 a 1973, el aumento
y el subsiguiente descenso en la violencia rural reportada por la prensa
corresponde al patrón de reportes sobre la violencia urbana en los mismos años.
Pero a partir de 1979, cuando el terror del Estado se desplaza al occidente de
Guatemala, los asesinatos rurales caen
hacia cero y luego permanecen en un
nivel muy bajo. En 1982, fuentes periodísticas recopiladas por la CIIDH tan
sólo dan cuenta de 31 asesinatos en la parte rural del país, mientras que para
el mismo año, otras fuentes de la base de datos detallan más de 18 mil
asesinatos en esas áreas cometidos por las fuerzas del gobierno. El terrorismo
del Estado en contra de las comunidades mayas ocurrió en silencio. Los
intereses de los lectores urbanos pueden explicar en parte este fenómeno. Aún,
si los periódicos se sentían libres de publicar todo sobre las atrocidades del
gobierno en el occidente del país, el espacio hubiera sido limitado por la
necesidad de atraer a los lectores de la clase media urbana, quienes preferían
leer sobre economía, deportes y páginas de sociedad. Aún hoy día los
capitalinos tienen poco interés en lo que pasa en las márgenes rurales del
país. La existencia de comunidades que hablan idiomas propios y observan sus
propias costumbres, es para muchos guatemaltecos una vergüenza nacional, aunque
en pocas ocasiones sea algo folklórico motivo de orgullo. Algunos,
especialmente quienes estaban de acuerdo con el programa de pacificación del gobierno,
querían saber lo menos posible de las masacres de campesinos hechas con el afán
de detener una insurgencia .comunista.. Además, pocos periodistas que viven en
la capital han tenido éxito en hacer reportajes sobre la vida de la mayoría de
la población rural en Guatemala. (Patrick Ball,
1999, pág. 58)
3. Asesinatos selectivos y masivos
Muchas de las víctimas de la violencia institucional en Guatemala fueron
ejecutadas una por una. Por un lado, se registran más muertes solitarias que
asesinatos múltiples en cualquier tamaño de grupo. Por el otro, la mayor parte
de las víctimas del gobierno fueron asesinadas en grupos grandes, usualmente en
forma indiscriminada. En la base de datos el 29 por ciento de las víctimas fue
eliminado individualmente. El 23 por ciento murió en grupos de entre dos y
cincuenta personas. Una mayoría, el 51 por ciento, fue asesinada en grupos de
más de cincuenta, víctimas de la destrucción estatal de comunidades rurales
enteras. Siguiendo el análisis del capítulo anterior, se demuestra que las
víctimas de matanzas tienden a no ser identificadas en la base de datos. Casi
el 80 por ciento de las víctimas de asesinatos selectivos es identificado por
nombre en la base de datos; sólo una de cada cien eliminadas en grupos de diez
o más son apropiadamente identificadas. Aunque se efectuaron algunas matanzas
de numerosas víctimas en la ciudad capital, las barras oscuras ilustran que el
Estado asesinó a la mayor parte de sus víctimas urbanas una por una. En
comparación con el terror indiscriminado en el campo, las fuerzas de seguridad
ponían más atención en escoger sus blancos en la ciudad. (Patrick Ball, 1999, pág. 65)
4. La violencia
institucional también varía por época del año
La figura 12.1 representa el promedio de asesinatos y desapariciones en
el área urbana, por mes del año, según los casos registrados en la base de
datos del CIIDH. El nivel de violencia política en la capital es relativamente
consistente durante todo el año, aunque desciende un poco durante los últimos y
los primeros meses. Así, la cifra para diciembre es mucho más baja que la de
enero, la cual se repite al extremo derecho de la figura. En diciembre, las
oficinas del Estado se cierran y muchos guatemaltecos toman unas semanas de
descanso, en particular casi todos los burócratas. Al parecer, las fuerzas represivas
no eran la excepción. Este patrón se marca aun más en las áreas rurales. La
base de datos incluye además evidencias de variación en el nivel de violencia
durante diferentes épocas .políticas.. Es decir, ésta ha fluctuado durante no
pocos de los cambios de gobierno en el período del conflicto armado. (Patrick Ball, 1999, pág. 71)
5. Métodos de Terror
utilizados en los primeros años del conflicto armado?
Durante los primeros años del conflicto armado, el Estado guatemalteco
utilizó las detenciones masivas para reprimir a su oposición. Además, empleó la
tortura a lo largo del conflicto para obtener información para sus aparatos de
inteligencia y también para desalentar la participación en la oposición. Sin
embargo, en comparación con otros estados de la región que usaron la detención
masiva regularmente, como en El Salvador, Guatemala pudo construir su poder
autoritario basado en las prácticas de asesinato y desaparición forzada. Por
consiguiente, en su mayoría la base de datos del CIIDH contiene casos de
asesinatos y desapariciones efectuados por el Estado. Aunque una buena
proporción de víctimas de asesinatos quedan en el anonimato, los homicidios
siguen representando a la mayoría de violaciones de víctimas identificadas. En
los testimonios, tanto la tortura como la violación sexual (codificada como una
forma de .herida. por deficiencias en el diseño original de la tipologia de
violaciones utilizada) son denunciadas con menos frecuencia que los asesinatos
confirmados. Contrario a lo que sucede con los familiares de las víctimas de
asesinato, los de una desaparecida pueden mantener la esperanza de que la
víctima esté detenida. Por consiguiente, hay más posibilidades de que los
familiares busquen esclarecer los casos de desaparición forzada que los de otro
tipo de violación. La persistencia de esta esperanza, y la angustia de nunca
saber si un ser querido está vivo o muerto, ayudó a formar dos de los más
importantes grupos de derechos humanos en Guatemala: el Grupo de Apoyo
Mutuo (GAM) y la asociación de Familiares de los Detenidos-Desaparecidos en
Guatemala (FAMDEGUA).
Aun con la existencia de estas organizaciones, muchas desapariciones
forzadas nunca se han denunciado. A través de amenazas y más violencia, las
fuerzas represivas del gobierno intimidaron a los familiares de las víctimas
para desanimarlos en sus investigaciones (ACAFADE 1988: 17). Fueron eliminados
varios activistas que exigieron al gobierno el aparecimiento con vida de los
secuestrados, incluyendo miembros del GAM y del grupo rural de derechos humanos
CERJ. La misma esperanza y capacidad organizativa que les apoyó en la búsqueda
de la justicia también les hizo blanco del terror del Estado. (Patrick Ball, 1999, pág. 76)
6. Victimas de Enfrentamiento Armado en Guatemala
En el desarrollo del enfrentamiento armado en Guatemala, el Estado atacó
a diferentes poblaciones de distintas maneras. Durante buena parte del
conflicto armado, el terror se dirigió a la oposición activa del gobierno,
principalmente a aquellas personas comprometidas y que hacían uso de la
violencia en la lucha por el cambio político: los insurgentes armados. En pocos
casos, la base de datos posee información sobre si la víctima tenía relación o
nó con un grupo guerrillero. Mucha de la información obtenida en los
testimonios y de los grupos de derechos humanos fue recogida durante el período
de lucha armada cuando pocas fuentes eran francas
sobre la actividad político-militar de las víctimas. Hoy en día, tras
tantos años de terror estatal, muchos, cuando no la mayoría de los
guatemaltecos, aún siguen considerando peligroso hablar sobre el movimiento
guerrillero. Sin embargo, los detalles y el contexto en los relatos
periodísticos y las fuentes documentales dan la idea de que en los años sesenta
gran parte de las víctimas de la represión estaban vinculadas a la insurgencia
armada.
En los datos del CIIDH, integrantes de grupos religiosos son la segunda
categoría en tamaño entre las víctimas de distintas organizaciones. A veces es
difícil identificar a una persona por una afiliación en particular. Muchos
líderes comunitarios asesinados por el Estado desempeñaron diferentes roles en
varias organizaciones al mismo tiempo: como dirigentes de comités locales de
desarrollo, miembros de cooperativas de productores o de crédito, de
organizaciones mayas, de grupos de Acción Católica y otros tipos de
grupos campesinos. (Patrick Ball,
1999, pág. 83)
7. La mayoría de los protagonistas del
conflicto armado guatemalteco fueron hombres
La mayoría de los protagonistas del conflicto armado guatemalteco
fueron hombres: desde el alto mando responsable de la contrainsurgencia, a las
tropas que llevaron a cabo buena parte
del terror, hasta los campesinos forzados a servir la causa del gobierno
en las patrullas de autodefensa civil. Aunque los guerrilleros dieron
participación a las mujeres en la lucha, tanto como combatientes armadas como
en poblaciones de apoyo, el movimiento revolucionario también fue dominado por
los hombres. De igual forma, la mayoría de las víctimas de la violencia
institucional fueron hombres. Pero durante la embestida en el Occidente, el
terror se tornó masivo e indiscriminado y se incrementó el porcentaje de
mujeres entre las víctimas muertas y desaparecidas. En las comunidades
campesinas, al parecer, el Estado consideró
que los padres de familia eran los principales responsables para la
actividad política local, inclusive en el apoyo a la guerrilla. Cuando
asediaban a una comunidad, las fuerzas del gobierno habitualmente buscaron
primero a los hombres. Cuando los campesinos se dieron
cuenta de esta lógica de represión, los hombres, especialmente los más
jóvenes, huyeron de sus comunidades a la primera señal de ataque militar. Se
sabe de casos en comunidades cuyos hombres dormían entre sus parcelas o en el
monte para evitar ser capturados en un ataque, usualmente en la madrugada. Con
los hombres ausentes, los militares se ensañaron en contra de cualquiera que
lograban capturar, ya fueran mujeres, niños o ancianos. (Patrick Ball, 1999, pág. 88)
8. La violencia de Estado en Guatemala causó un daño
severo en las vidas de miles de familias
En lo agudo de una crisis económica, padres de familia, esposas, niños y
familiares cercanos debieron enfrentar el proceso de tratar de justificar la
muerte o desaparición de un familiar. Situación que pareciera no tener ningún
sentido, especialmente cuando las violaciones eran cometidas por las fuerzas de
seguridad del Estado, pero que sin duda alguna demuestra los alcances de los
efectos causado por la violencia. La represión no sólo fue una etapa política
sino que duró décadas. Esto hizo que las familias temieran enfrentar su
sufrimiento públicamente y los obligó a hacerlos de una forma bastante privada.
Esto también convirtió a los sobrevivientes en blanco de las sospechas y de
futuros abusos del gobierno, además de que eran rechazados por aquellos que, en
una sociedad militarizada, no querían relacionarse con quienes eran señalados
de .subversivos., aunque fuera un calificativo injustificado. En otras palabras
el fenómeno de la violencia trasciende los daños ocasionados por la violación
en si misma, alcanzando incluso el entorno social de la víctima y la de sus
familiares. No fueron pocos los casos en que las familias de una víctima
negaron o escondieron su parentesco, en muchos casos ocurrió que la misma
víctima pasó a ser victimario ya que sus mismos familiares les
responsabilizaron de los hechos sucedidos o de los que podrían suceder sobre el
resto de la familia. (Patrick Ball, 1999)
Bibliography
Patrick Ball, P. K. (1999). VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN Guatemala.
Patrick
Ball, P. K. (1999). Cap. III VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN Guatemala.
Patrick Ball, P.
K. (1999). Cap. IV VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN Guatemala.
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